lunes, 15 de octubre de 2007

Tres por tres

Sentarme frente a mi notebook (ese que tanto me costó conseguir), e intentar escribir un poco de la vida, de eso que a todos nos ocurre, podría ser algo tedioso (considerando que trabajo nueve horas frente a una pantalla), pero me gusta registrar un minuto de libertad, y disfrutar mucho tiempo después de ese momento que siendo pasado, se mantiene presente.

Termina un fin de semana largo. Un fin de semana variado. Uno con "pack" incluído. Viernes en la noche, horas de amor en un lugar del centro con el hombre que ha cambiado mi vida, con el hombre que me hace feliz, que me hace reír. Con el mismo hombre que vino a reconstruir mi alma, a dar firmeza a mis sentimientos. Con el hombre que amo conscientemente las veinticuatro horas.

Sábado frío, en el otro extremo de Santiago, dando rienda suelta a la comida y la bebida, a la conversacion, y más temprano que tarde, rindiéndome al cansancio... durmiendo a pata suelta al lado de ese hombre que es mi complemento, ocupándo un lado de la cama (que no me corresponde), interrumpiendo su sueño con mis movimientos, con mis balbuceos, con mis abrazos apretados cuando despierto y me siento lejos (con piernas y brazos sobre él).

Domingo de juego. Nintendo GUI (Wi, Wii). La tecnología del movimiento a distancia que ocupó largas horas el día. Yo juego y mi amorcito me observa con curiosidad, él juega y yo no dejo de enviarle piropos, por lo guapo. Noche de amor. El cansancio de las actividades del día (juego) me dejan en estado catatónico, y me duermo temprano. No hay caso. Cuando me llega la hora, no hay como revertir lo que se viene. No hay forma posible de hacerme reaccionar.

Lunes de familia. De comer cosas ricas. De regalonear con mi amorcito.

Creo que el martes merece ser feriado. Y que Dios se equivocó al hacer que la semana tuviese siete días. Creo que le faltó un asesor. Yo le hubiese enseñado lo conveniente de una semana de seis días. Con tres de trabajo (con una jornada de 6 horas) y tres de descanso.

Creo que esa formula nos mantendría jóvenes, ágiles, alegres, descansados. Creo que esa era una buena combinación.

Buen balance de estos tres días libres. Lo único que me deprime es la sensación de que no me quedó tiempo para hacer esas cosas (de poco esfuerzo), que tanto me gustan. Se viene el martes, el trabajo, el gimnasio (por necesidad, más que por gusto). Se vienen cinco días de trabajo... Definitivamente pienso que 3 *3 era perfecto. Pero bueno, nadie es perfecto.